En la actualidad la elevada antropización de las zonas rurales próximas a los cursos fluviales, en gran parte debido a la creciente necesidad de agua, y a la fertilidad de las vegas, conlleva inevitablemente a un incremento de la demanda de los vecinos por realizar diversas actuaciones para gestionar los cauces, como son infraestructuras de protección, dragados, derivaciones, limpiezas de restos, etc.
Una de las medidas protectoras más habituales exigidas por las administración competente es la realización, con carácter previo a la realización de cualquier actuación u obra, de una translocación o traslado de las poblaciones piscícolas presentes en el tramo objeto de actuación. Ésta medida es especialmente necesaria en aquellos cursos fluviales donde se conozca la existencia de especies de ictiofauna protegidas o de especial interés socio económico, como la anguila (Anguila anguila), el salmón (Salmo salar) o la lamprea (Petromyzon marinus).
Para la realización de una pesca eléctrica es necesario la intervención de personal con experiencia, pues es necesario determinar el nivel de intensidad eléctrica y la tipología del pulso según las características del agua y la naturaleza del cauce. Se trata simplemente de aturdir momentáneamente a la ictiofauna maximizando el número de ejemplares capturados para su traslado, pero siempre evitando los episodios de mortalidad, principalmente derivados de elevados niveles de electricidad o de falta de oxígeno en el momento del traslado.
Además del aturdimiento eléctrico propiamente dicho, el proceso complete también conlleva una serie de tareas de mantenimiento en contenedor (oxigenación, control de la temperatura del agua, control de las vibraciones, etc.), que se deben tener bajo control en función de distintos factores (distancia a la zona de suelta, temperatura ambiente, densidad de peces, etc.), para filialmente conseguir un traslado exitoso de la ictiofauna.
Además del aturdimiento eléctrico propiamente dicho, el proceso complete también conlleva una serie de tareas de mantenimiento en contenedor (oxigenación, control de la temperatura del agua, control de las vibraciones, etc.), que se deben tener bajo control en función de distintos factores (distancia a la zona de suelta, temperatura ambiente, densidad de peces, etc.), para filialmente conseguir un traslado exitoso de la ictiofauna.
Éste tipo de técnicas también son empleadas para la captura, estudio y traslado de otro tipo de organismos como reptiles acuáticos, anfibios y macroinvertebrados, o bien para la erradicación de especies alóctonas invasoras (lucios, percasol, cangrejo de río americano, etc.) que contribuyen a una degradación de las comunidades de peces y del estado de conservación del río.
Desde BIOSFERA llevamos muchos años realizando pescas eléctricas tanto para el traslado de poblaciones piscícolas con motivo de obras civiles en los cursos fluviales, como para realizar estudios de la comunidad de ictiofauna presente y determinar del estado ecológico de la masa de agua (Directiva Marco de Agua). Debe recordarse que éstas actividades están reguladas por la legislación vigente y deben ser realizadas con autorización administrativa, y normalmente bajo supervisión de guardería del medio natural.
Puedes acceder a más información sobre los diversos estudios y trabajos de gestión y conservación que realiza BIOSFERA relacionados con la fauna pinchando aquí.
Puedes ver un ejemplo de pesca eléctrica accediendo a nuestro canal YouTube BIOSFERA, así como ver alguna noticias en prensa escrita relacionadas con éste tipo de trabajos que BIOSFERA ha realizado en estos últimos meses en ríos de Asturias pinchando aquí.